Experimenté el ascenso de las expectativas,
con tanto vértigo como, de las mismas, la caída.
Lo que un día fue promesa, se diluyó tan rápido
como se disuelve, en los ojos, la sorpresa.
Empujé, con bruta fuerza, el carro de las certezas,
cargado, a tope, con fatuo ego y aire de fantasías,
ignorando que el sendero conducía
al vacío del acantilado de la apatía.
Me siento tiempo perdido; polvo de estantería
ensuciando las páginas verdaderas de la poesía.
Una anécdota ni siquiera o una mancha real.
No más que liviana pelusa para soplar.
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Autor:
Walter Brunini (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 23 de junio de 2025 a las 22:58
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Eduardo Rolon, Antonio Pais
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