La Espada En La Roco

Este sentimiento, este deseo de verte, de escuchar tu voz, de sentir la calidez de tu presencia, me consume día y noche. Es una llama inextinguible que arde en lo más profundo de mi ser, recordándome constantemente tu ausencia y la necesidad imperiosa de tenerte a mi lado.

Estas ganas irrefrenables de estrecharte entre mis brazos, de sentir el latido de tu corazón contra el mío, de susurrarte versos de amor en tu oído, son un anhelo constante. Imagino cada palabra, cada caricia, cada instante que podríamos compartir, y mi alma se regocija con la esperanza de que pronto se conviertan en realidad.

Eres la espada en la roca, el desafío que vale la pena enfrentar, el tesoro que anhelo descubrir. Eres el destino ineludible, el camino que mi corazón elige una y otra vez, sin importar los obstáculos.

Eres mi primer pensamiento cada mañana, la luz que disipa la oscuridad de mis sueños. Antes que el sol destile gotas de oro sobre la tierra, iluminando el mundo con su resplandor, mi corazón ya ha llamado tu nombre, te ha invocado con cada fibra de mi ser, deseando tu presencia para que el día adquiera verdadero sentido.

Cuando Dios pintó las rosas rojas, buscando la perfección en cada pétalo, se inspiró con el color de tus labios, esa tonalidad que encierra la pasión y la dulzura de tu ser. Tus labios, una invitación silenciosa a la ternura y al amor, son el reflejo de la belleza divina en la tierra.

Eres la razón de mis versos, la fuente inagotable de inspiración que da vida a mis palabras. Eres mi más grande deseo, la aspiración que impulsa cada uno de mis pasos, la meta que anhelo alcanzar con todas mis fuerzas. Eres la musa que pinta mi mundo de color, transformando cada día en una obra de arte, llenando mi existencia de alegría, esperanza y un amor que trasciende cualquier límite.