Todo se disuelve

No sé en qué creo

No sé qué busco

No tengo bien definido a dónde voy

No sé si arrojarme un poco al vacío o quedarme en la luz.

¿Quién soy cuando no me pienso? ¿Quién me habita en los rincones cuando callo? No reconozco nada de lo que soy, y a veces me reconozco en todos los lugares a donde voy.

A veces me veo en todas partes como si algo de lo que soy hubiera explotado y sus fragmentos que en realidad son mis fragmentos buscarán habitar en otro cuerpo .

Hoy solo sé que estoy, de este lado, viendo la gente correr detrás del tiempo, que tarde o temprano, nos deja a todos en la misma estación, con el mismo destino. Pero quizás, también, a veces pienso que el tiempo en realidad no corre, solo se descompone.

Que no existen los trenes, ni las estaciones, tampoco el destino, solo una niebla espesa que nos respira que se nos mete en la piel y nos escarba hasta los huesos.

Todo lo sólido se va disolviendo: el yo, el tiempo, la certeza. Y pienso que tal vez no hay que buscar nada solo permitir que el abismo nos atraviese, de par en par, sin preguntar.

Tal vez lo que busco no se encuentra, tan solo se inventa y si todo parte del invento entonces también lo soy yo, soy ese invento, esa sombra y ese eco que intenta presentarse en el medio de la nada.