Un paseo con Alicia, todavía pequeña, por un increíble río Jarama muy joven, bravo y virginal, a la altura del Hayedo de Montejo, en contraposición a lo que se convierte ya de adulto: sucio y domado: "...
Fuimos a un pequeño bosque de hayas y robles ... el otoño estaba ya muy pasado ... casi toda la hoja caída ... llovía ... por el medio pasa un río ... un río que nace ... el Jarama ... Si la edad del río se puede medir por kilómetros, éste es un recién nacido, apenas tres ... Bajaba fuerte, con bastante agua ... joven, alegre, impetuoso ... Las gotas de lluvia, brillantes, colgaban de las ramas casi sin hojas de los robles ... la hierba muy verde ... Sobre el fondo gris y blanco del río y enmarcados por las hojas secas y ocres de los robles ... pequeños brotes verdes ... y el fruto rojo y solitario de un espino ... todo como nebuloso ... y el rumor del río como fondo sonoro ... Da pena saber en lo que, luego, cuando se acerca a Madrid, se convierte ... sucio, enlodado ... ... le contaba a mi hija lo que todo aquello me sugería ...
"Si conocieras tu destino, joven río, no correrías ... El viejo roble, que lo sabe, llora lágrimas de lluvia ... lágrimas apenas enjugadas por los líquenes algodonosos que cuelgan de sus ramas ... "
... ella, claro, no veía el río como algo tierno, infantil ... por su edad lo ve de otra manera ... y ante los helechos doblados por el otoño y la lluvia decía que ... "Los helechos se rinden ante el río poderoso..." El río que busca su destino inexorable ..
El ansia por los orígenes añorados ... ya de vuelta ... completando el ciclo ... inevitable ..."
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Autor:
Antonio Castiñeiras (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 21 de junio de 2025 a las 18:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Eduardo Rolon, Antonio Pais, alicia perez hernandez
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