Sola

Sola

Vengo a sentarme a la orilla del mar,
a contemplar el hermoso paisaje.
Ese aire puro entra en mí
y me revuelve con una alegría inesperada.

Pero entonces llegas.
Te sientas a mi lado.
Has olido mi felicidad
como un sabueso huele la carne.

Vienes por mí,
por mi pequeña chispa de paz.
Te reconozco al instante.
Te conozco demasiado bien.

Sé que me lastimas,
pero no sé cómo alejarte.
Me miras con esos ojos
cansados, suplicantes,
y me invitas a avanzar hacia el mar,
a perdernos juntas,
a acabar con esta agonía.

Cubres tu cuerpo con recelo,
con vergüenza.
Temes que los demás vean
que no eres perfecta.
Te ocultas tras ropa ancha,
tras el silencio,
tras el miedo.

Te observo detenidamente.
Veo tus cicatrices,
las del cuerpo
y las del alma.

Estás rota.
Y quiero abrazarte.
Quiero consolarte.
Quiero salvarte.

Pero no puedo…
porque eres tú,
y tú…
eres yo.

Soy yo quien está sentada aquí.
Y estoy sola
en este mundo.