¡Ya mi tiempo tiene prisa!
Él se viste por las noches
con vejez que se hace lenta
y despierta muy temprano
con mañanas de esperanza.
¡Ah! y sus pasos displicentes
ya se escuchan con más fuerza
como viento huracanado
e insistencia impertinente…
¡Vaya tiempo irreverente
que da golpes a mi puerta
y al dintel de mi memoria!
Viene a darme buenas nuevas
que no quiero…no las quiero.
Y me advierte intransigente
de los años que se agotan,
de los llantos y perdones
que he guardado bajo llave
en la noche más oscura
y que, siendo sólo sombras,
ya no existen... lo supongo.
Y después, sigue insistiendo:
me repite que se acaba,
se diluye y que se marcha,
que se pierde entre recuerdos
que florecen refrescados
con llovizna imperceptible
de mis párpados cansados
e inquietud beligerante
de otros sueños desterrados.
¿Dónde habré de acomodar esos silencios,
las palabras, los besos,
las ausencias, los abrazos?
Este tiempo me amenaza y aparece,
y después, si permanece,
al final se va impasible
murmurando mis anhelos
por el bosque sin senderos
pero lleno de inquietudes
con aroma de nostalgia.
¡Qué premura, qué impaciencia,
de mi tiempo tan escaso,
del telón que ya amenaza,
de esta cruel reminiscencia!
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Autor:
Rafael Rec. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 19 de junio de 2025 a las 13:49
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., Eduardo Rolon, David Arthur
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