Te hablo con mi ser, y tú no me oyes,
te escribo con miradas, y tú no me ves.
Mi voz se pierde en mares de rumores,
y tú, en callada, pasas una y otra vez.
Me duele tu silencio, tu distancia,
esa manera dulce de ignorar, que amarga mi instancia;
ese fuego que me quema en la fragancia
del aire que respiro y suspiro al recordar.
Te busco con cada gesto, en cada esquina,
como quien ruega un poco de atención.
Pero tú estás tan lejos, tan distante,
como un sueño que no da explicación.
Y sigo aquí, varado en tu desvío,
hablándote en poemas sin papel,
mientras mi corazón se enfría por tu hastío,
por no encontrar abrigo en tu ser.
Creí en tus silencios como en la fe ciega,
le di voz a tus gestos, calor a tu ausencia.
Ahora sé que tu amor no era hoguera,
era un fuego pintado en mi conciencia.
Ya no susurraré tu nombre en las noches vacías,
ni mendigaré tus pasos, ni tus fantasías.
Me despido sin lágrimas, sin voz que te llame,
pues el amor que se arrastra, deja de ser un arte.
Fuiste un fuego hermoso, fugaz y voraz,
pero todo incendio llega a su final.
No es orgullo, no es rabia; es puro respeto:
donde no hay lugar, ya no me someto.
Así que adiós, sin promesas y despedidas,
me retiro en silencio, cerrando la puerta;
Aquella puerta, que un día creí sería mía,
pero tan sólo fue un umbral de fugaz fantasía.
Hoy dejo tu nombre en la orilla del viento,
que se lo lleve lejos, donde no duela más.
Que sigas tu rumbo, sin peso, sin lamento…
yo me quedo con lo que fue y no será.
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Autor:
Andrés KA. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 19 de junio de 2025 a las 00:45
- Categoría: Triste
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: Karlos Andrés, alicia perez hernandez, Sierdi, Antonio Pais, Henry Alejandro Morales, Mauro Enrique Lopez Z.
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