Son los Obreros un canto a la vida,
ya que son ellos que mueven el mundo,
con el trabajo que siempre es fecundo,
lo que no tiene valor ni medida.
Huelga forzada al gerente vendida,
dándole un trato que raya en lo inmundo,
cómo al mendigo que por vagabundo,
vaga sin rumbo pidiendo comida.
Siempre lo justo nos pide el decente,
con la manera y palabra educada,
aunque sin dientes se vea demente...
Mas, si le das una aguda mirada,
encontrarás la señal evidente...
¡De alma y esencia jamás doblegada!
Autor: Mario Rodolfo Poblete Brezzo.
Tintero Escarlata.
Martes 17 de Junio del Año 2025.
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Autor:
Tintero Escarlata (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de junio de 2025 a las 04:29
- Comentario del autor sobre el poema: Escribir un soneto, ya es difícil, pero escribirlo y tener que publicarlo maquillado, es un verdadero reto. Pero creo que cumple con las reglas y, el que irá a edición final, solo tiene otro título y algunas palabras del original, que ni loco pasé por el analizador. Que sigo usando de todas maneras porque me gusta y me siento cómodo con su arcaica programación, la que me es muy útil y a la vez bastante apreciado por la variedad de auspiciadores constantes, que de un tiempo a esta parte deben ceder el lugar a la publicidad de grandes empresas, que si intentan observarme, lo hagan con tranquilidad sabiendo que tengo la jurásica costumbre de tomar nota de todo, para evitar saturar mi disco duro mental. Este poema, corresponde a una serie dedicada al verdadero fundador de dos empresas claves en Chile, que dió su vida por los Obreros de sus dos empresas manufactureras. En su mayoría niños, adolescentes y jóvenes, que accedieron a un trabajo digno liderados por el mayor accionista de las dos, quién trabajaba codo a codo con ellos enseñándoles muy bien todo lo que sabía sobre metales no ferrosos, frío, calor. El único requisito para trabajar en en la empresa madre era tener más de 15 años y no pasar algunos más. De aquellas generaciones de obreros, a quiénes también dedico este poema, nunca vi uno solo al que le faltaran dedos en las manos, como vi a muchos de generaciones posteriores y de otras empresas también. Yo trabajé, entre otras cosas en mí vida, en una linea de producción de refrigeradores y, era el primero de la linea de armado final. Recibía los gabinetes de plástico, que es la parte interior del refrigerador y, le hacía todos los hoyos para pernos y conexiones, el corte para el frizzer en la parte superior donde produce el hielo y hay temperatura más baja y en la espalda del gabinete un folio de aluminio con un rodillo del porte del gabinete para pegarlo sin ninguna arruga o burbuja. Tenía todo tipo de taladros, dos prensas, dos sierras industriales y el foliador. Yo mismo pedí ese puesto, despreciando a un jefe de sección, que me quería para espumado, lo que es demasiado toxico. Al final, lo sacaron de la planta más moderna de sudamérica, construida para refrigeradores y lo mandaron a servicios técnicos...Maestro, de este modelo hay que tirar 500 muebles por turno, me dijo la primera vez mi jefe. El Maestro de la gigantesca máquina que producía el gabinete de plástico, que es cómo de tres pisos y estaba a mí espalda, no pudo evitar reírse estruendosamente. Ya en esa época tenía casi 80 años y se las sabía todas, me miraba siempre para cuidarme más que nada y ver que siguiera los protocolos de seguridad para mis manos y dedos, aunque me demorara una hora en ello, razón por lo que otros alegaban. Mucho más alegaban cuando en no más de 5 horas, les tapaba la linea con 700 o más gabinetes y se acabó mi trabajo...Ni por broma otro jefe de sección me pidió que por estar desocupado en la mía fuera a la suya a trabajar para terminar mi turno. Obvio yo era el que se llevaba el mejor bono por producción. Mi jefe feliz...y los dos cabros chicos que saqué de otras secciones, para que fueran mis ayudantes, más felices todavía. Todo lo que tenían que hacer era separar los gabinetes que venían en lotes de 10 y normalmente se pegaban unos a otros, cuando los ayudantes del verdadero Maestro de la máquina que los fabricaba los apilaban y me los pasaban a mí. Separarlos me costaba y era tiempo. Los chavales lo hacían sin problema entre los dos y de pasada lo montaban en el foliador para pegarle el aluminio. En definitiva tengo todos mis dedos, pero varias veces vi pasar alguno, en una caja o taza, o plato, a enfermería, junto con quién lo perdió. De aparatos de frío y de calor, tengo que saber porqué nací en la cuna de la mejor marca que los manufacturaba en Chile. Y solo fuí por saber más de los nuevos sistemas de frío doméstico e industrial. Antiguamente el aislante era lana de vidrio por ejemplo, que fue reemplazado por la espuma. Y en mí opinión, los dos son bastante dañinos para los obreros que debían y deben manipularlos. Y colorín colorado, este cuento no ha terminado. Y creo que tomará unos dos o tres años más terminar este libro que ya llevó 30 años o poco más escribiendo. Muchas gracias y como siempre luego de ciertas lecturas, guardo y borro este comentario. uwu...jajajajaja ____ :)
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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