En un rincón del mundo, en una pequeña ciudad llena de encanto y vida, vivía una joven llamada Yesenia.
Yesenia había conocido a Nicolas en un momento inesperado, en una tarde soleada en la iglesia de su ciudad. Desde ese día, una conexión especial sintió Yesenia por Nicolas.
Sin embargo, Yesenia se encontró enredada en sus propios miedos y dudas, negando el amor que empezaba a florecer en su corazón.
Cada día se enfrentaba al tormento interno de sus sentimientos no expresados.
Aunque el sol brillaba en el cielo, en su pecho parecía haber una tormenta constante.
Las noches eran las más difíciles, cuando el silencio se hacía palpable y sus pensamientos la atormentaban.
La sensación de no poder dormir y el peso de sus emociones la hacían sentir como si la respiración se le agotara.
Pero en sus sueños, la historia tomaba un giro diferente. En la calma de la noche, Nicolas aparecía como un faro de ternura y comprensión. En esos momentos, Yesenia podía sentir sus abrazos cálidos, sus manos envolviéndola con amor y protección. Era un consuelo que, aunque solo existía en sus sueños, le ofrecía una paz que el mundo real no podía darle.
El dolor de no haberle confesado sus sentimientos cuando estuvo cerca era abrumador.
Yesenia lloraba por las noches, deseando poder volver atrás el tiempo y tener el coraje para decirle a Nicolas lo que realmente sentía. La noticia de su partida a su país natal fue un golpe devastador; su ausencia era un vacío que se sentía en cada rincón de su vida.
El amor por Nicolas parecía ser una carga insoportable, una agonía de tenerlo tan lejos mientras su corazón seguía aferrado a la esperanza de un futuro con él. Las noches interminables y el desasosiego la arrastraban a un lugar de desesperación, donde la distancia entre ellos se sentía como una barrera interminable.
Sin embargo, en medio de ese dolor, Yesenia encontró una pequeña chispa de esperanza. Aunque la distancia era real y el sufrimiento era palpable, sus sueños la mantenían conectada a Nicolas de una manera que el mundo despierto no podía entender. Cada abrazo en sus sueños le recordaba que el amor que sentía era real y valioso, incluso si no podía ser compartido de la manera que deseaba.
Y así, Yesenia comenzó a entender que el amor no siempre se mide en la proximidad física o en las palabras no dichas. A veces, el amor es un sentimiento que trasciende las barreras y encuentra su lugar en los rincones más inesperados de nuestros corazones. Aunque la desesperación y el dolor persistían, Yesenia aprendió a apreciar el amor que había sentido por Nicolas, incluso si solo había sido en sus sueños.
La distancia seguía siendo un desafío, pero el amor que sentía le ofrecía una fuerza inesperada. Yesenia aprendió que, a pesar de no poder tener a Nicolás cerca, la amistad que habían compartido era un regalo que nunca podría ser arrebatado. Y en la inmensidad de la noche, cuando las estrellas brillaban en el cielo, ella encontró consuelo en la idea de que el amor verdadero puede durar más allá de las limitaciones físicas, resonando en los ecos de sus sueños y en la profundidad de su ser.
ππͺπΏπ♥οΈ
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Autor:
ππΆππβ€οΈ (SeudΓ³nimo) (
Offline)
- Publicado: 17 de junio de 2025 a las 01:25
- Comentario del autor sobre el poema: Un granito de una historia que jamΓ‘s fue entendida.
- CategorΓa: Sin clasificar
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Lualpri
Comentarios1
Querida Poeta...
Bonita historia nos has relatado.
Gracias.
Ten una muy buena noche!
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