El Ladrón De Estrellas 

El Ladrón De Estrellas 

Se presentará como un don nadie,
desafiando el anonimato de sus retractores,
buscando fama, emergerá entre la muchedumbre,
como tantos otros han hallado su lugar,
no sin antes manchar su rostro de fango.

De humilde descendencia pueblerina,
sus sueños trascienden las fronteras del elogio y la fama.
Inmerso en tinta y susurros, artesano de la pluma,
ensimismado, busca plasmar el Grial de la poesía;
pues no todos en esta carrera son genios,
y el golpe de suerte, o el hilo del destino,
solo se cruzan en el instante justo de la fama.
Pero esto es solo para quienes ansían
el camino fácil y efímero, pues primero
está el don del talento, no un azar momentáneo.

Llegar a la cúspide cuesta tanta sangre,
sangre y sudor, lucha sin cesar,
mas como guerrero de mil batallas,
no se dejará amilanar,
desafiará metas que otros, inmolados,
han abandonado, vencidos en derrota.

Trajín y ajetreo, no hay lugar para la fatiga,
no vale el descanso si se quiere llegar alto.
Concentrado entre las grandes obras
de sus autores predilectos,
estudiará cada letra, cada verso;
sería vano copiar lo ya ganado,
forjará su alma en cada palabra,
único y diferente,
porque cada quien es un fuego distinto.

Y de poeta anónimo, así como de sus letras,
buscará la consagración abriéndose paso
entre otros rimadores,
con ego orlado de titulares,
inquieto y ávido,
fantaseando, mirará con ojos fijos la inmensidad,
y se preguntará:
¿Quién cantará y aplaudirá mis poemas?
¿Quién dedicará alguna vez mis rimas enamoradas?
Y sin recelo, volverá de su trance soñador,
para seguir luchando por lo que ansía:
sellar su nombre en el tiempo, no en vano.