A veces transito, sin causa evidente,
las calles que guardan tu huella latente,
y es júbilo etéreo mi paso inclemente,
sólo por verte, mi sol irreverente.
No toco la aldaba ni enturbio tu calma,
mas pulsan de amor los relámpagos del alma,
y dejo en el viento mi ruego silente
como un ruiseñor que no hiere, mas siente.
Tu umbral venerado me observa impasible,
mi amor se desliza en sigilo apacible,
y al verte en la sombra, fugaz, como un mito,
mi espíritu canta su verso bendito.
No deseo herirte ni ser importuno,
ni romper la paz de tu instante oportuno,
mas dejo mi esencia, sutil, tras la reja,
como un soplo antiguo que a nada se queja.
Y retorno a mis días, sin cetro ni estrella,
sabedor que a veces la dicha más bella
es vagar sin destino por causa infinita,
y exhalar el amor sin rozar tu mansión bendita.
-
Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2025 a las 22:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.