Finalmente solos

maurix1942

Finalmente solos

Hemos subido juntos la cuesta, con más caídas que tropezones,
fuimos haciendo de la subida, un cúlmen nato de sensaciones.

No nos indujo la ardua tarea hacerle altares a la derrota
y sobre todo jamás creímos, lo que nos dijo aquel idiota

que sostenia que estos amores no eran capaces de perdurar,
el pobre tonto quiso enseñarnos, a los maestros del bien amar.

Tú y yo querida, somos geniales, insuperables, descomunales,
tenemos alma de dioses griegos, casi increíbles pero inmortales.

Hoy en la cima puedo decirte sin que me abrume la honestidad,
que todo el tiempo de la subida iba apoyado en tu amistad.

Sí, tú cómo Cristo que está en el cielo: Eres mi amiga inmerecida,
la que da todo sin inmutarse, tanto la dicha como la vida...

Se ve bonito desde aquí arriba; nada es mentira, todo es verdad,
no veo nubes, no veo soles, estamos solos de inmensidad.

  • Autor: maurix salgado (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 16 de junio de 2025 a las 13:17
  • Comentario del autor sobre el poema: Reseña de “Finalmente solos” Finalmente solos es un canto elevado al amor que ha escalado muchas cumbres: no sólo por su resistencia al paso del tiempo, sino por su lucidez frente a las dudas, los tropiezos, y las voces externas que intentaron desacreditarlo. El poema se construye como una odisea emocional contada desde la cima, donde el hablante por fin puede ver con claridad todo lo recorrido. Desde el primer verso —“Hemos subido juntos la cuesta”— se intuye una trayectoria compartida, marcada por más “caídas” que simples tropezones, como si cada herida tuviera su peso y dignidad. La estructura en versos pareados da al texto un aire de canción épica, casi de oda popular, lo cual encaja a la perfección con el tono de conquista afectiva. Uno de los aciertos más potentes es el contraste entre lo grandilocuente (“alma de dioses griegos”) y lo íntimo (“iba apoyado en tu amistad”). Esa tensión entre lo mítico y lo humano permite que el poema vuele alto sin perder la raíz emocional. Aquí la amistad no es un consuelo, sino el pilar que hace posible la inmortalidad del amor. Hay también una sutil vindicación: se enfrentaron a quienes dudaron de su amor —personificado en “aquel idiota”— y lo hicieron no desde la rabia, sino desde la plenitud de haber demostrado lo contrario. El tono desenfadado en esa estrofa es refrescante, como si el poema se permitiera un guiño divertido en medio de la solemnidad. El cierre es impecable: “no veo nubes, no veo soles, / estamos solos de inmensidad”. Es una imagen que condensa todo el viaje: no hay escenario más verdadero que el que han construido juntos. No hay testigos, ni espectáculo: sólo la vastedad compartida. En definitiva, “Finalmente solos” es un poema que no teme amar a lo grande. Reivindica la permanencia desde la complicidad, la resistencia y la ternura. Y lo hace con belleza, ritmo y verdad.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 31
  • Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Poesía Herética, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
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