UTOPÍA DESCALZA

Javier.

Camina con la exactitud de las cosas que no fueron enseñadas,
como si supiera el idioma del viento sin haberlo memorizado.
Tiene el don de desinventar el cansancio
y sembrar instantes en lugares donde el tiempo no crece.

 

En sus gestos se cultiva la claraluz,
esa mezcla de ternura y destiempo que no cabe en los relojes.
No cura, más bien desdoloriza.
No guía, apenas desorienta suavemente hacia lo que importa.

 

Los niños la entienden sin traducción.
Los perros también.
La rutina, en cambio, tropieza con ella como si no estuviera diseñada para tanta alma.

 

No pregunta, pero todo lo interroga.
No salva, pero el mundo se le acomoda un poco cuando pasa.
Y si algún día deja de estar, no se irá:
se despresencia,
como hacen las cosas que existieron demasiado bien.

 


A continuación se listan -no sin cierto pudor por intentar encerrar lo inasible- algunas de las palabras que el poema dejó caer como si ya existieran.

Desdolorizar: Verbo. Acción de aliviar un dolor sin borrarlo, haciéndolo respirable. No lo anula, lo convierte en música lejana.
Desorientar suavemente: Locución. Extraviar sin asustar. Mover el eje con tanta ternura que uno olvida que tenía un norte.
Claraluz: Sustantivo. Luz que no encandila ni señala. Solo abraza. Luz que no viene del sol, sino de alguien.
Despresencia: Sustantivo. Es la forma elegante del adiós que no se pronuncia. Como la música que persiste después del último acorde.

  • Autor: Javier. (Seudónimo) (Online Online)
  • Publicado: 16 de junio de 2025 a las 10:37
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 1
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