Maestra discípula de la muerte, tú me acogiste entre tus senos y me amamantaste de crío no con amor, sino con resolución. Y ahora que soy más crecido, quiero que sepas de todo aquello me demostraste, revelaste, enseñaste, contaste y aconsejaste.
Me demostraste como el individualismo no es solo para fuertes, sino para aquellos intrépidos cuyo corazón valiente y noble y rebosante de vida quiere estar cerca y lejos de aquellos a quienes conoce.
Me revelaste que los sueños son para mantener nuestros ideales vivos mientras dormimos. Yo ahora te digo que las pesadillas son fibriladores que buscan reanimar nuestros sueños en la vigilia.
Me enseñaste, con el tiempo, que el amor debe vivirse en el presente y no en la oscuridad de la imaginación en donde muere todo aquello que no es traído a la realidad.
Nunca me hablaste largo y tendido de tu maestra, pero me contaste varias cosas sobre ella: como que domina el tiempo.
Me aconsejaste no aferrarme a nada de lo que la vida ofrezca porque al final todo se recuerda. Y estoy de acuerdo. Pero si me preguntaras cual es el mejor de tus consejos te diría que aquel que habla sobre no matar a tu niño interior en pos de conocer un mundo lleno de imaginación y de color.
Soledad, me has enseñado tantas cosas que mi único deseo es morir para volver a vivir de nuevo. Y si eso no ocurriera, ten por seguro que ha sido un placer haber pasado tiempo contigo porque la lección más valiosa que me has entregado es que todo aquel que es conocido no debe ser olvidado en nuestro pobre corazón.
Y si te soy sincero, soledad, si tuviera que enseñarte algo, te diría que siempre dones toda tu amistad y toda tu bondad, la cual debe estar impregnada de conmiseración y comprensión, a todos aquellos que conozcas y a los que nunca, nunca habrás de llamar amigos o hermano, pues el dolor de los traidores crea fisuras y puede quebrantar el ánimo.
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Autor:
Roy Royers (
Offline)
- Publicado: 15 de junio de 2025 a las 06:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: Nelaery
Comentarios1
Me emociona tu poema sobre la soledad maestra.
Muchas gracias por compartirlo.
Saludos.
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