No me sueltes, cobarde, que aún te amparo,
soy la lanza que embiste tu agonía,
la ceniza que incendia lo más claro,
la palabra que sangra tu poesía.
Cuando el mundo te escupa su desgana,
cuando el lodo te ahogue la osadía,
yo seré tu blasón, tu voz temprana,
tu bastión de locura y profecía.
Que si tiemblas, temblamos; si te quiebras,
yo me parto en mil versos que te abrazan,
y si callas, las sombras, cual culebras,
morderán la verdad que ya no trazas.
No me dejes morir en la botella,
ni en la estrofa sin pulso y sin pujanza,
que sin mí no eres nada, ni centella,
ni murmullo, ni espina, ni esperanza.
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2025 a las 19:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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