Tal vez porque tu nombre se deshoja y tu cuerpo a trozos se me pierde…
Tal vez porque tu boca entre dientes me nombra, como queriendo tragarse aquel pensamiento, que a ráfagas me busca en los lugares de siempre, en los libros de siempre, en las ideas de siempre, en las probabilidades del nunca.
Tal vez porque el adiós en los humanos carga consigo la consciencia de lo perdido y el dolor entonces se aferra al tiempo y nosotros a lo vivido.
Tal vez porque el olvido parece una traición, volvemos obsesivamente a aquella imagen repleta de silencio, es un mal refugio para el alma, anclarse en lo que ya ha muerto.
Tal vez porque un día nos amamos valga la pena, también, decirnos adiós.
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