Delirio

No pido olvidarte, esa ausencia sería aun peor, no pido odiarte y si lo hiciera no podría, no pido soñarte, sería para ti una pesadilla.

No voy a esperarte, no vendrías. No voy a buscarte, de nada serviría.

Quizás quiera vivir sin ti, puede que sentir de nuevo, algún refugio me daría.

¿Despedida? No, jamás, en tu ausencia no moriría. Pues sin poder vivir como podría morir.

Ridículo ¿No? Suspirar destellos de una oscura imagen que retrata una figura que estuvo allí. Son drogas, que por abstinencia me castigan, me hacen oír voces que ya no conozco, oler fragancias etéreas, ver sombras con rostros, degustar besos en el suave vacío para finalmente tocar la nada.

Por eso eres el amor de mi vida, el amor es una dirección y la vida un camino, ahora mismo yo no tengo sentido ni rumbo fijo.

“Eres joven”, “Aun hay tiempo para amar” son cosas que me suelen repetir, tú misma lo dijiste antes de partir. La vida es una efímera eternidad, tan eterna como se siente y tan efímera como se lee. Tú y ellos parecen olvidar el carácter de la existencia misma, pues la presencia es una constante incertidumbre.

Por eso eres el amor de mi vida, porque puedo morir ahora y sabrán por quién mi corazón anhelaba un abrazo. Mi futuro es incierto no puedo hablar por él, quién sabe, quizás algún día seas memoria de que se puede olvidar, pero por el momento eres quien me recuerda que puedo amar.

No quiero olvidarte, no debería jamás, no puedo odiarte porque sería decir que mi alegría me hizo mal, intento soñarte, pero caminas y no volteas a mirar atrás.

Quizás quiera vivir sin ti, puede que sentir de nuevo, aunque no es un resguardo ni ninguna salida.

¿Absurdo? Sí, esta carta ni siquiera la leerías.