Chauuu, ya nos leemos
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<< Quién si no el afásico natural o autoimpuesto, se siente alejado de los otros en un silencio mortal o angustiante.
Los chinos escriben sin despliegue del tiempo ni el espacio, cada carácter es un mundo en sí primitivo y actual.
Casi lo único que uno recuerda de sus seres queridos son sus palabras.>>
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La verdad es que te recuerdo, eso si tengo muchos vacíos; mí día a día aquí es muy simple, es el comidillo entre pacientes de una diversidad enorme, el personal de la institución en parte se ve obligado a participar para animar la jornada. No quiero coartarte ni contrariarte, mis cartas serán sencillas.
Hace muy poco, le confesé al doctor ante su necesidad de saber cuales eran mis propios pensamientos para poder apreciar mi estado de salud. Él en estas entrevistas pide la verdad y toda la verdad como en un tribunal:
Mi relato fue así, me siento dividida, quiero decir mejor me interesaría, si pudiera hacerse, haberme muerto con mi familia para posteriormente revivir cuando la sociedad sea más racional, comunicativa sin prejuicios y en un plano de iguales entre iguales, sin importar, sexo, religión, color de la piel, idioma,…
Por ejemplo, a partir de ese instante, usted no podría hacerme exigencias de ningún tipo, porque tendría claro cual es su rol. Hoy usted es juez y parte sin fundamento sobre mi persona. He reconocido en todo momento mis cambios en los estados de ánimo, mis ideas suicidas, mis lagunas de memoria, mis estados de euforia y de pánico, pero yo creo que sigo siendo libre, aunque dibuje y pinte figuras escandalosas, porque a su parecer exagero y repito los soles negros con sus rayos violetas, incrusto animales donde nadie los espera, y están absolutamente alejados de la realidad. Su juicio y experiencia es considerada en ello superior a la mía.
No, no sé porque usted doctor no piensa y pinta igual que yo, ni siquiera sé cómo piensa ni menos como pinta, hay algo peor, me trata como un bicho de laboratorio y yo creo no haberle hecho ningún daño a usted. Me pongo paranoica con sus entrevistas, una vez terminadas veo conspiraciones en contra mi persona ordenadas por usted, nadie se me acerca ni me habla, me espían en el baño, en los jardines, en el casino, en la biblioteca,… y luego río, río, río de toda esta sucia mentira.
No sé ni quien soy ni mi nombre ni el de mi familia y usted insiste que diga todo sobre mí, ¿no es ridículo? Usted con sus gafas cubriendo unos ojos saltones, brumosos, descoloridos muestra una inmensa rareza; anota y anota lo que sale de mis labios; ¿volverá a leerlos? Y si son sólo monitos para entretenerse, ¡qué sé yo! Cómo justifica esta cárcel; hay deficientes mentales obvios, otros que jamás hablan, gente que permanece en su rincón en cuclillas o posición fetal, los más totalmente sedados deambulando desorientados. ¡Ese espectáculo es ideal para mejorar!
A esto le llaman tratamiento terapéutico, nada más mágico. Yo no sé qué sucede más allá de estos muros, he perdido el contacto con la realidad. No es que esté loca, sino que este lugar es una locura. Está diseñado para alienar; quien haya tenido chispas de cordura es torturado con las entrevistas, los ansiolíticos, antipsicóticos, litio, camisas de fuerza, aislamiento,… No existen parámetros de alta médica. Es un barullo. Si pudiera saber a quien dirigirme allá afuera hace mucho tiempo habría buscado la forma de escapar. Estoy perdida en este laberinto.
“Verdad” dolorosa, humillante, indigna...; sometimiento brutal. No me pida más por favor decir lo que pienso, porque lo mío no es pensar, es regurgitar el espanto que siento: la próxima vez enmudeceré sino es una entrevista cordial entre pares humanos; sino es así, el poco respeto que pudiese tener por haberme cobijado se transformará en sentimientos muy negativos.
Que distinto sería, si hubiese cine del bueno, música, paseos al entorno, conversaciones inteligentes, chocolates y juegos, como en un eterno carnaval. Imagínese, disfraces, saltimbanquis, bailes de máscaras, teatro, jugos de naranja, saltos altos, guitarreo, juegos de muñecas y trompos, investigaciones serias,…
Jajajajá, usted se reirá de mis incoherencias, ¿y si son hechas conscientemente? ¿Dónde está su varita mágica para saber diagnosticar las ”enfermedades mentales”? Ya estoy harta de estar harta, hasta el hartazgo de pastillas, exámenes para saber como está mi nivel de intoxicación por lithium, mariguana, cocaína, anfetaminas, LSD, éxtasis, alcohol, cafeína, morfina, nicotina, heroína, codeína, opio, psicofármacos…; sin mi consentimiento porque usted lo ordenó.
Siempre quiere saber sobre mi intimidad, como si aquello le ayudara en algo. Usted está tanto o más perdido que yo. Yo al menos sé que estoy extraviada, usted no quiere ni pretende atender su propia perdición, su tiempo desbaratado, inútil y sin sentido. Todo su diagnóstico, tratamiento, psicoanálisis, entrevistas, test,… son charlatanería y medios de coerción atribuibles a instintos sádicos.
Y lo más tremendo es que usted lo sabe y persiste. Mitomanía institucionalizada para manipular y controlar a los “distintos”.
Y así continué por otro rato hasta que le exigí que hablara o si no, no me escucharía decir una palabra nunca más en sus famosas consultas. Usé la extorsión.
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Autor:
Carlos Eduardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de junio de 2025 a las 10:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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