Tengo los ojos de un muerto
no veo nada a través de ellos
solo siento las larvas de mosca
en mi cráneo carcomiendo.
Porto los labios de la viuda
colgando como rótulo en mi boca
anunciando la melancolía más suelta
y el querer más perecedero.
Escucho a las almas en su susurro penante
pido letanía por ellas y su redención salvante
pero pronto, mi oído se embota sangrante
y es acribillado por ecos y voces abrasantes.
Se cuelan las hormigas que suben ávidamente
sacan y comen lo poco bueno que me perteneció.
Luego la mugre que queda en mi se pudrió
y el hedor contagió cada lugar por el que pasé.
Cuanto más surgen los fríos del suelo
caen las lluvias que tocan mi rostro
e intento beber con vigor lo más que puedo
para no desvanecerme deshidratado por la pena.
No sé porque lo sigo intentando
si ya que más da, ni puedo dar ni un paso
sigo postrado, sin andar ni sentir el suelo
no más que por mi espalda de pedicelo.
Ya cuando se hundan mis sueños
y quede enterrado en las llanuras
habrá destellos de una luz diáfana
para recibir a este cuerpo, ya muerto.
Pero lo que más tengo muerto
no es nada más sino mi alma…
Mi alma que aún no yace enterrada
si no en cada uno de mis párrafos escritos.
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Autor:
J.M Aceros Bernal (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de junio de 2025 a las 08:14
- Comentario del autor sobre el poema: La vida, el sufrimiento, el placer sombrío.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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