No importa dónde señale que duele,
ni cuántas veces grite al desangrarme.
No importa el gesto, el temblor, el quejido,
si el alma sangra donde nadie sabe.
No importa nada —ni el ruego, ni el llanto—
cuando pido anestesia y me ofrecen silencio.
No hay aguja que apague este fuego,
ni consuelo que cambie el final de este verso.
Porque hay dolores que no buscan cura,
solo testigos que no cierren los ojos.
Y a veces gritar no es pedir auxilio,
es solo querer que escuchen un poco.
-
Autor:
Daira Rodríguez (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de junio de 2025 a las 01:23
- Categoría: Triste
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Miguel Reyes, Lualpri, Josué Gutiérrez Jaldin
Comentarios1
Me ha gustado su genial manejo de pluma
El Hombre de la Rosa
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.