Tiene dos hijos
y dos maneras distintas de decir "te quiero"
sin decirlo.
Con uno,
se le escapa la risa antes que la corrección.
Con el otro,
pone la voz bajita,
como si el mundo se pudiera proteger con un cuento.
A veces la miran los dos
y ella se vuelve abrigo,
como si su cuerpo supiera
el idioma secreto de la calma.
Y cuando cree que nadie la ve,
acaricia el tiempo
como si pudiera detenerlo
solo un ratito más,
para que crezcan despacio.
Pero yo la veo. Y ahí está:
sosteniéndolo todo,
con las manos llenas de ternura
y el alma sin descanso.
Algún día ellos olvidarán los cuentos,
pero no olvidarán la música con la que eran leídos.
Y en ese eco
ella seguirá existiendo,
como una nota imposible
que aún suena en lo que amamos.
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Autor:
Javier. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de junio de 2025 a las 10:36
- Categoría: Amor
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: EmilianoDR
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