La Batalla Interior

La Batalla Interior

Dentro de mí, en silencio, hay una eterna batalla,
dos fuerzas muy distintas que sin tregua se atacan.
Una es un ser de oscuridad, que grita y se enfurece,
la otra un ser de luz que brilla y nos protege.

El ser de oscuridad es frío como el hielo,
guarda mucho rencor, es agrio y es violento.
Siembra tristeza oscura, envidia y soledad,
grita con mucha rabia, trae amarga verdad.
Es la culpa que aprieta, el orgullo que ciega,
la mentira que enreda, la soberbia que pega.
Quiere robar la calma, apagar la esperanza,
lucha con todas sus fuerzas, sin dar ninguna tregua.

Mas el ser de luz es cálido y sereno,
como un sol de verano, un abrazo muy bueno.
Trae paz a mi tormento, alegría verdadera,
es la mano que ayuda, la voz sincera y clara.
Es la fe que no muere, la humilde compasión,
la bondad que reparte, la dulce emoción.
Esperanza que alumbra, generoso calor,
empático y valiente, lleno de puro amor.

¡Oh, qué lucha tan dura dentro de mi corazón!
Es un campo de guerra, de eterna confrontación.
El ser de oscuridad me incita a la pelea,
mientras el ser de luz solo paz desea.
Uno quiere veneno, el otro un manantial,
uno grita "¡Venganza!", el otro "¡Perdonal!".
Es difícil la carga, sentir ambos a veces,
susurrando tan fuerte, tomando mis pareceres.

¿Quién podrá ser el fuerte? ¿Quién ganará al final?
¿Quién reinará en mi espíritu, en mi ser, en mi verdad?
La respuesta es sencilla, aunque cueste entender:
Ganará aquel ser al que yo decida alimentar.

Si doy de mi tristeza, rabia o resentimiento,
si escucho su veneno, su oscuro pensamiento,
el ser de oscuridad crecerá sin piedad,
llenando mi jardín de hielo y soledad.

Mas si elijo la calma, la bondad, el perdón,
si siembro las semillas de la buena intención,
si riego con paciencia, con amor y con fe,
el ser de luz se alzará, fuerte como un roble.

Así que, cada día, cuando sientas la guerra,
recuerda que tú eliges qué crece en tu tierra.
¿Alimentar la sombra o nutrir la claridad?
La paz o la tormenta... ¡depende de tu voluntad!
Elige bien tu plato, tu palabra, tu acción,
pues de eso dependerá la luz en tu rincón.
Al ser de luz da fuerza, con gestos de bondad,
y verás cómo triunfa la dulce claridad.

—Luis Barreda/LAB