Nadie más que yo
puede dibujar la tersura de tus labios,
y plasmar pinceladas de deseo
en el lienzo de tu cuerpo.
Solo yo, te busco mariposa nocturna,
me sumerjo en tu vientre,
en la belleza de tu obscuridad;
en los arpegios de esta cálida melodía.
Cada instante que lo permites,
me brindas tus intensas lágrimas
que recorren de norte a sur,
tu fresca y diáfana geografía.
Solo yo te deseo
desde antes que nacieras,
y te espero atado al amanecer, para volar contigo
apenas el ocaso se pierda en el horizonte.
El firmamento espera tu presencia,
tu esencia de estrella fugaz,
tu vientre colmado de besos azucarados
que ha engendrado huracanados eclipses,
que barren tus pupilas agitadamente.
Me haces tanta falta ahora,
que todos los leños se han consumido
y tu fuego se ha apagado.
Con las abundantes semillas que llevo conmigo,
marcho seguro a tu encuentro,
juntos plantaremos este erial
de palmeras, flores y esperanzas.
Te espero
bajo la sombra del farol de tu puerta,
no te tardes, hace frío.
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Autor:
Carlos Espejo-Jaramillo. (
Offline)
- Publicado: 11 de junio de 2025 a las 18:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
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