Hola, linda. Pasá.
Hay de todo acá:
humo, luces, pepas
y mucho alcohol. Tomá.
¿En qué andás?
¿De dónde venís?
¿A dónde vas?
¿Bailás?
La cabeza se vuelve pesada,
la vista, fija y perdida.
Te movés muy bien...
¿Empezamos la partida?
Te invito al altillo.
Quiero descubrir tu castillo.
Arriba te besaré, abrazaré,
y lo que más desees… te haré.
Al fin, solos.
No tardaste en decidirte.
Fue fácil rendirte...
y más lo será derretirte.
Es de verdad bella,
ilumina como una estrella.
A su vez, extraña.
¿Cómo se llamará ella?
No te prometo amor...
ni tampoco dolor.
Solo una noche de ardor...
con una madrugada de pavor.
Sí. Sí. Sí...
Ya estamos relajados.
Es mejor de lo esperado.
Suave y moderado,
soy casi como tu amado.
Sos mi número cincuenta...
¿O era sesenta?
¡Perdí la cuenta!
Jaja. ¿Y qué? Otra Cenicienta.
Al día siguiente,
estamos sonrientes.
Eso pasa cuando sientes...
y no finges ni mientes.
Llegó la hora de despedirnos.
No pensemos en pedirnos.
La vida sigue su curso...
y yo… el concurso.
Vos no parecés resistirte.
No te molesta irte.
Sé que no estás triste...
porque ayer seguro no fingiste.
Así es nuestra generación:
sin compromiso… ni negación.
Rápido… a la sensación.
Trofeos baratos en una colección.
-
Autor:
Isgo (
Offline)
- Publicado: 11 de junio de 2025 a las 03:40
- Comentario del autor sobre el poema: Desde la crítica y no del orgullo
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR, alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.