De feminicidios II

Andiuz

 

 

Quien iba a imaginarse que unas manos crueles

Arrastrarían tus entrañas de cuajo

Cómo creer que una lluvia de besos

Se convertiría en una tempestad sin respiro

Cómo asumir que se asfixia tu garganta sin alma

Dentro de tu lecho de amor

Acariciar a tu asesino entre las flores de tu paraíso

Como un impostor que fuera  fríamente calculando

Qué día cortaría tu tallo

Porque ya no sonreía  a sus déspotas querencias…

Mientras todos los hombres  no seamos uno

Habrá resquicios de sospecha

Condenar  no es salir a la calle un centenar de hombres…

Condenar es salir todos a la calle…  TODOS

Y  buscar por los escondites a aquellos que se oculten

Porque  esos son el caldo de cultivo de las siguientes agresiones

Arrancar las entrañas de una rosa

 - desdorar la honra de los almendros -- 

apedrear un cráneo de jazmín  --

provocar una hemorragia en el corazón del mar –

-  tirar de la soga por el cuello de la inocencia –

Un ser que abre las compuertas

de su pantano de locura de maldad…

un ser … nunca un hombre

– un salvaje enloquecido desprovisto de humanidad –

 un mal nacido cascajo del infierno -- 

ha-cha-zo – bru-tal – te ha de—rri-ba—do!

 

Pero sobran las palabras

Solo sirve gritar la impotencia

– desnudarse y volar por el acantilado –

Abrazarse en torno de los despojos y llorar…

El volcán de la violencia deja sin pulso al canto de los ruiseñores…

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