Visión Súper Clara

Isgo

 

Hola. No. Bueno.
Ahora no puedo.
Hay más cosas que debo,
y algo caliente bebo.

Ayer te fuiste.
Hoy estás.
Mañana volvés.
¿Por dónde andás?

Me dijeron que no estoy bien.
No entiendo.
¿Qué ven?
Yo, perfecto, en casa,
esperando el tren.

Ya es tarde,
y el sol está que arde.
Vivo el momento,
junto a tu monumento.

A veces pienso que
no existe tal realidad.
Será debido a mi sensibilidad,
o por mi oculta habilidad.

Desde que sucedió,
todo cambió.
Mi mundo se cayó,
y mi silbido calló.

De noche, busco la vara,
y en el rocío pinto tu cara.
Te miro en el viento.
No deliro, ni miento.

Me visita gente rara,
me traen manjares.
Yo, encantado, los recibo,
y ni siquiera les sonrío.

Sin tu presencia,
aún mantengo mi esencia.
No pierdo la paciencia,
aunque niegue la demencia.

¿Quién puede entenderme, sorprenderme o defenderme?
Estoy perdido en mi mente,
y me vigila, latente, mi lente.

La guerra hace lo suyo.
Se lleva seres como el tuyo.
Acá quedo yo y un violín pasivo,
con un dolor de lo más activo...

¡Otra bomba y platillos!
Fiesta en los altillos.
Silencio en los pasillos.
De nuevo, son esos pillos.

¿Alguien me busca?
¿Quién es?
¿En qué mes?
Es extraño, y lo conozco a la vez.

Entendí el mensaje.
Ya salgo en tu rescate con equipaje.
Llevo todo, hasta el bate y el mate.
Le haremos juntos un jaque mate.

La ventana pesada abrí.
El efecto del tiempo sentí.
Saltaré, no temeré.
Volaré y nadaré.

¿Lo pensé? ¿Lo analicé?
¿Lo planeé o imaginé?
Sí. Seguro lo toqué,
y también ya lo probé.

Chau. Sí. Mal.
Luego, no puedo.
Claro. No llego.
En serio debo.

Me voy.
Alguien me espera.
¿Es o era?
Mi conciencia se altera.

Y si preguntan por mí,
ante la cordura y tu textura cedí.
Recordándote y olvidándote viví.
Borrando y escribiendo, morí…

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