¿Seguro que son un mito?
A veces, oímos historias ancestrales en las que se habla de personajes protagonistas de ciertas acciones que forman parte de la cultura de determinados lugares, en los que se duda de que tales seres sean reales o no, pero que su figura queda intrínseca en las costumbres populares.
En estas líneas me voy a referir a unos personajes considerados mitológicos, pero que tienen gran importancia en una zona en donde suelo pasar largas temporadas desde mi infancia, para descanso de mi mente.
Me refiero a la figura de las lamias (Lamiak), mujeres de extraordinaria belleza
con pies de pato.
Estos seres son muy populares en la mitología vasca, similares a las anjanas en
Cantabria.
La reina de las lamias era la diosa Mari, protectora de la Naturaleza y de los campos. Su vivienda habitual eran las cuevas.
Tanto unas como otras vivían en las orillas de ríos, arroyos y fuentes, rodeados de hayedos. Se relacionaban con los humanos e, incluso, les ayudaban en las tareas del campo.
El lugar en el que me encuentro tiene topónimos referentes a estos seres: Lamina, Koba Mari, como referencia a que, en épocas pasadas, los habitantes creyeron en su existencia.
En mi infancia, extasiada por la belleza de estos parajes, solía ir al hayedo de Lamina, por el que pasa un río, con dos cascadas, para ver si podía ver a estas mujeres peinarse con peines de oro sus largas cabelleras. Pero jamás vi ninguna.
Sin embargo, me negaba a pensar que no existieran. Prefería pensar que se escondían y me estaban observando.
Hoy día, cuando soy adulta, no he dejado de pensar en ellas.
Al anochecer, cuando se echa la niebla que viene del Mar Cantábrico, y se une a la que se forma en los ríos y arroyos, se cubren el hayedo y los montes de una capa blanca, espesa, y se forma un aire de misterio alrededor, en el que se oyen voces y risas acompañadas de una música que jamás había oído antes.
Incluso las aves nocturnas dejan de ulular y se quedan en silencio.
Entonces, pienso que ellas, las lamiak están ahí observándonos, desde hace miles de años, conviviendo con nosotros, invisibles a nuestros ojos, pero sobreviviendo por encima del espacio y del tiempo.
Nelaery.
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Autor:
Nelaery (
Offline)
- Publicado: 8 de junio de 2025 a las 14:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: liocardo, Lualpri, Mauro Enrique Lopez Z., Josué Gutiérrez Jaldin, Tommy Duque, alicia perez hernandez, JUSTO ALDÚ
Comentarios4
Es tan bello tu relato que no puedo parar de releerlo. Escrito con pasión y delicadeza me trasladas a esas profundas certezas que algunos llaman creencias.
Las he visto y escuchado, las he sentido y olido y hasta me he enamorado.
Viven junto al arroyo, seguro que se ocultan pero no pueden esconderse. La magia siempre presente nos es esquiva (porque si no dejaría de ser magia)
Bello tu relato y bello paisaje, regalo para los sentidos, para los sueños y para el alma.
Gracias, Nery. Eres mágica 😘💕
Besos mágicos.
Lio
Muchas gracias por tu amable y animador comentario.
Es muy importante tu opinión.☺️☺️☺️
Eso se lo dirás a todos, astuta seductora 😊💕
Gracias. Es un placer pasar por tus letras y contagiarme con tu maravillosa leyenda.
Te digo la verdad.
Yo no adulo.
Digo esto porque lo siento.
Gracias a ti por animarme.
💖😘😘💖
Me fiaré de ti. 😊
Gracias por tenerme en estima, encantadora amiga.
No soy más que un juntaletras haciendo como que escribe. Pero me halagas.
Precioso relato. Y muy bien narrado. Lo he vivido desde el primer párrafo al último.
Hermosamente fantástico.
Muchas gracias por tu comentario.
Me hiciste transportar a ese mundo fantástico, quedé fascinada con tu relato.
Porqué no ha de existir, no somos los únicos en la tierra.
Un abrazo Nelaery.
Tienes razón, Llaneza.
No somos los únicos ni en la Tierra, ni en el Universo.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo para ti también.
Un relato que se desliza entre la bruma y el asombro, donde la infancia y el mito se entrelazan con la nostalgia. En el mito la realidad se funde con la leyenda.
Escribes muy bien en prosa.
Saludos
Muchas gracias por tu comentario, porta Justo Aldú.
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