El Renacido
No me dieron elección.
Volví a nacer...
pero no en luz,
sino en la putrefacción de un deseo que no era mío.
Mi primer aliento:
una bocanada de humo
de una mujer que se suicidó mientras me paría.
Mi primer llanto:
el eco de un alma que ya había muerto.
¿Llamas a eso redención?
Cada vida es un ataúd reciclado,
una máscara prestada
con los ojos llenos de memorias que no reconozco.
A veces resucito llorando en idiomas que nunca aprendí.
Otras, carcajeo como quien ya no teme morir.
Fui monje.
Asesino.
Niño mártir.
Bruja que ardió cantando salmos.
Verdugo ebrio.
Santa encinta de pecado.
He sido todos.
Y no fui nadie.
La piel nunca me pertenece.
Pero hay una cicatriz
—justo en el cuello—
que arde en cada vida,
como si me recordara quién fui
o qué no debo ser.
Me enamoré una vez,
lo juro...
Pensé que podría amar sin heridas.
Pero mis labios sabían a tumba
y mis caricias olían a los sótanos de iglesias abandonadas.
Reencarnar no es renacer:
es putrefacción que camina.
Es el alma empapada de otros pecados
que se filtran como agua negra en un sótano sellado.
He visto mis ojos
en el rostro de una anciana que envenenaba a sus nietos.
He sentido mi risa
en el cuerpo de un soldado que disparó por placer.
He amado
en pieles que temblaban al tocarme.
Los budistas cantan mantras.
Yo mastico tierra.
Los cristianos oran.
Yo ardo en la fe ajena.
Y al final…
cuando cierro los ojos por última vez
en cada maldita vida,
hay un crucifijo oxidado
colgado de mis sueños,
que sangra cada vez que lo toco.
Pero siempre despierto.
Otra carne.
Otro pecado.
Otra cruz.
-
Autor:
William26🫶 (
Offline)
- Publicado: 8 de junio de 2025 a las 00:02
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: pasaba, alicia perez hernandez, Pilar Luna
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.