Yoltéotl

Elizabeth Maldonado Manzanero

Te mire y mi mirada se prendió

de la cálida voz de tu mirada

aprendí a resguardar

los fuegos inoportunos,

como el lago que se niega al sol

cuando la luna

aún no lo ha abandonado.

Sí, deseo.

Te deseo con esa ferocidad

como las garras del jaguar

destrozan las entrañas,

pero mi deseo se agazapa,

cual espejo que se empaña

con el reflejo prohibido.

No quiero herirnos con tu ternura,

ni fundirme en un amor

que ha comenzado a probar

la hiel amarga del abismo.

Traes en la voz un rumor de río,

escandaloso estrepito

como música de mariposas que están

conociendo a tientas, el camino.

 ¿qué hacer con la lluvia

que no fue llamada por mi tierra?

Me tiembla el alma,

como al colibrí las alas por el aire

sobre todo como cuando presentimos

 nos acecha el trueno de la tormenta.

¿No ves que soy agua también

que no se atreve a brotar en tu presencia?

Eres el eclipse de mis días,

la sombra de luz que no sé sostener

entre mis tinieblas.

Me duele la piel de desearte tanto,

y más aún, negarme a ser la grieta

donde se desborden las mentiras,

eres el canto del jilguero

que aprendió la tonada en otro campo.

Y yo, aunque ardiendo, te sienta,

seguiré batiendo mis alas

lejos de tus manos

que todo lo encarnan

 y lo vuelven netamente humano

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Comentarios +

Comentarios1

  • Lualpri

    Gracias Elizabeth por tus letras compartidas.



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