MÚSICA DE VIENTO

Hernán Mejía Silva

Era apenas un niño ilusionado,

acompañado de su violín,

se escondía del dolor ocasionado,

del sufrimiento de ese irremediable fin.

 

Aquí a los niños se los lleva el viento,

por salvarlos de la frustración,

por cuidar su talento.

 

Había llegado del norte,

una tarde luminiscente,

el niño con arco en mano ya era uno ausente,

alulaba el aire su reproche, “ascoltare la vita e la morte”.

 

Lo vi partir contento,

ahora era feliz,

siendo la música en viento.

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