Cartas que nunca serán entregadas

Michaella

I

 

Me aterra no volver a amar, amarte. 

 

La causa es que tú me enseñaste la forma en qué yo quería ser querida, me enseñaste a enamorarme incluso de mis heridas. 

 

Conocerte me llevó a conocerme y descubrí que ya no deseo a través de otras personas encontrarme. 

 

Me llevaste a mi infancia mientras me invitabas a conocer la tuya, mientras nos encontrábamos por medio de nuestras memorias en nuestra etapa de niños a pesar de que ya éramos lo suficiente adultos pude abrazarte en momentos que físicamente no presencié. 

 

Supe qué amarte sería una historia que no se vive dos veces en una vida, hay lugares a los que pertenecemos y eso es todo lo que sabemos, siempre pertenecí a tí por eso el día que tuve que alejarme sentí de alguna manera que me perdí. 

 

Escuché en algún lugar que estamos destinados a conocer a nuestra alma gemela en el momento más caótico de nuestra vida, me pregunto si es algún tipo de karma o deuda pasada por la que con ella no podemos habitar, pero te habité en su momento y aunque fue un evento efímero sin duda cambió mi destino. Algunas veces no puedo evitar maldecirlo, pues me llevó a tí para conocer todo aquello que en mi vida deseaba tener y después saber que la enseñanza que debía aprender es que soltar también es una manera de querer. 

 

No fuimos perfectos pero la verdad es que nunca buscamos serlo, sólo fluimos siendo nosotros mismos y eso fue lo que me cautivó. Nunca tuve un amor ideal hasta que llegaste tú, por eso es que después de tí todos los amores suenan tan ridículamente pequeños.

 

Quizá veniste a mi para mostrarme el amor que debo recibir, para formar las reglas que aún no habían sido establecidas y de esa forma crear el manual que debía abrazar para dejarme amar.

 

Lo irónico es que me enseñaste a ser apreciada de una forma tan peculiar que no logro encontrar bajo ninguna fortuna, te prometo qué he intentado contarle a otros sobre mis sueños, mi color favorito, mi cambio de humor tan repentino, mi miedo a llorar frente a otros, cómo me gusta tomar el café o los lugares que un día quiero conocer... Pero sencillamente no logro encajar, por eso es que pareciera que voy por la vida huyendo al amor. 

 

La verdad es que nunca he huido del amor, pero si huyo del dolor, el dolor que causa dejar ir a quién se ama, saber que siempre estarán el uno para el otro incondicionalmente manteniendo las promesas que un día fueron hechas, pero incluso la incondicionalidad se encuentra condicionada, porqué cómo justificaría decirte que lo que necesito de tí es tu afecto cuándo un día decidí dejar marcharte para no generarte lamento. 

 

Por eso es qué todos los días trato de descubrir cómo amarme de la manera en que tú lo hiciste, en forma de agradecimiento y respeto. El objetivo es amarme tanto hasta que mi elección sea sólo yo, entonces estaré preparada para conocer al amor de mi vida, escuché también que el amor de la vida llega en el momento que uno se elige, por tanto me pregunto si así como la vida me dió a mi alma gemela en el momento que me era imposible mantenerla podría ella quizá regresarla cómo el amor de mi vida en el momento que yo pueda elegirme, apostaría mi vida para que mi alma gemela y el amor de mi vida pudieran manifestarse en la misma alma. 

 

Si la vida pudiera darme la razón sólo esta ocasión, entonces sabría que en mi caos mi alma gemela pudo amarme con la intensidad de un volcán en erupción y qué en ese proceso dejó los pasos a seguir para que al lograr que yo me eligiera él a mi vida volviera.

 

Sin más que decir, volveré a dormir, al menos en mis sueños mis delirios logran tomar algún sentido. 

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Comentarios3

  • Lualpri

    Gracias por compartir tu escrito, querida amiga Poeta.
    Espero tengas un maravilloso día.

    • Michaella

      Le agradezco por darse el tiempo de leer mi escrito, querido Lualpri.

      ¡Gracias e igualmente excelente día!

    • EmilianoDR

      Gracias poeta Kim por tus cartas y letras.
      Ayer hablaba de una carta que no fue escrita.
      Las cartas pon material de poetas.
      Saludos.

      • Michaella

        Gracias por darse el tiempo de leerla.

        ¡Ojalá un día esa carta llegue a ser escrita!

        Saludos.

      • Crucito Bautista

        Parece que el amor de mi vida es al final una elección, y el alma gemela una Coincidencia; coincidir... he ahí el prodigio.

        • Michaella

          El verdadero amor a veces va más allá de un destino, es una elección que se construye cada día.

          Pero cuándo la decision y coincidencia se cruzan, puede que ahí es dónde brote lo eterno.

          ¡Buen día!

          • Crucito Bautista

            Sí. Hablamos de un milagro en tal caso.



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