Bonita y Bella

Bonita y Bella

Bonita es la flor que nace en abril,  
un rostro de nieve, fugaz como el mar.  
Es risa de espuma, es luz de candil,  
un instante brillante que el tiempo se ha de llevar.  

Bella es la raíz que no logras ver,  
el árbol que crece con savia y verdor.  
Es mano que ayuda, es alma al nacer,  
es fuerza que nace de dentro, con calor.  

Lo bonito es breve: se apaga la piel,  
el espejo guarda memorias de ayer.  
Pero en las arrugas, la historia es un edén,  
donde el tiempo cosecha lo que el alma quiso ser.  

Bella es la mirada que entiende el dolor,  
el abrazo que sana, la voz que da paz.  
Es huella que dejas en cada rincón,  
semilla que florece sin necesidad de más.  

Lo bonito es joven, lo joven se va,  
como arena entre dedos que escapa veloz.  
La belleza madura, se hace tempestad,  
es río que encuentra su cauce con voz.  

Bella es la ternura, el verso sincero,  
la lucha callada, el amor sin razón.  
Es cicatriz noble de un viejo sendero,  
es trigo que canta en mitad del secano.  

No busques en espejos lo que el alma no da,  
que el brillo de un cuerpo pronto ha de marchitar.  
Pero si en tu pecho la bondad vibrará,  
la belleza será tu eterno caminar.  

Porque lo bonito tan solo es un día,  
y la belleza es siempre... la eterna complicidad  
de entregar al mundo, sin pedir nada a cambio,  
la luz que se esconde tras la humanidad.

—Luis Barreda/LAB