Quién se enamora pierde
No se te ocurra enamorarte,
ni aunque el mundo se detenga en sus ojos.
Ya sabes cómo va el refrán:
quien se enamora,
pierde.
Pierde el juicio,
olvida el instinto de huida,
desactiva las alertas encendidas.
Se diluye el nombre propio
en una boca ajena.
Quiere, sí,
pero no demasiado.
Valora,
pero sin volverte ofrenda.
Escucha,
pero no te vacíes por comprender.
No es amar a medias,
sino no amar hasta desaparecer.
Porque algunos te dan la mano
para robarte el alma,
y otros te besan
para sellar cadenas invisibles.
No regales lo valioso:
tu libertad emocional.
No la envuelvas en promesas,
ni la pongas en baratillo
cada vez que alguien diga “te extraño”.
Sé claro,
sé fuego,
sé leal,
pero no te anules.
Ama, si quieres,
pero con los pies en la tierra
y el corazón en modo avión.
Porque hay quienes hacen del amor un refugio,
y otros,
una trampa perfecta
para domesticar al pobre corazón.
Nota:
A veces el amor no es un refugio, sino una trampa disfrazada de promesas.
Este poema no es una invitación al miedo, sino un recordatorio:
amar también es cuidarse.
Porque sí, quien se enamora… a veces, se pierde a sí mismo.
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Autor:
William26š«¶ (
Offline)
- Publicado: 5 de junio de 2025 a las 00:04
- CategorĆa: Reflexión
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, EmilianoDR
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