ALAS DE ASFALTO.

Santiago Medina

Llegó en la heladez que solo conocen los sin techos.

Se fue con el silencio que se hace tarde,

Cuando el sol besaba apenas la primera parte de los cristales,

Sin huellas de su edad, ni rastro de origen,

Se inmortalizó en los sueños comunes celestiales.

 

Si al llegar al lugar de la infancia conquistó pastos,

Hizo suyos los asfaltos, la indiferencia cósmica,

En su no tierra, quien fue su cocina y regazo,

En su propiedad de pan, república comunal.

El trotamundos, el vigilante, nuestro señor Rey.

 

Muerto el dueño del barrio, se acabó la comunidad.

Si no había nada de sí ¿por qué en tantas casas se aúlla su partir?

¿Qué le espera a un ente como lo fuiste? Transgresor notarial.

No fuiste propiedad de nadie, fuiste amor del vértice trigésimo.

¿Qué le espera a la borda? Suplicantes de Richard.

 

No fuiste de ninguno y encontraste hogar en manchas,

Nuestras almas, nuestros callejones de leyenda,

 Miraré la calle y las comidas que debieron ser reclamadas por tus caninos,

Han de ser de nadie, has dejado intestada el alma del lugar.

Miraré la calle y no encontraré al perro del siglo.

 

Te has marchado egoísta, te has llevado la luz,

Llegaste con frío y tu calor nos dio a todos un hogar.

¿Encontraste a Canela? ¿Te irás de nuestra memoria?

Tú que me mostraste, herejía marxista, al corazón capital.

 

Le tributaban, pan caliente, los extraños compañeros.

Eran quince, tal vez más ventanas a su disposición.

Bohemio de traje a medida, por rutas bien sabidas.

Con sus botas de Torus, ¿a qué dirección ha de rendir cuentas?

¿Dónde regresa un espíritu que aprendió de libertad de las puertas comunales?

 

Manchas sabe dónde estás, y, aun así, tu hijo no te encuentra.

Quince ventanas te tributaban,

Diez hogares te recuerdan,

Cinco ollas llenas te esperan aún,

Altares a un Dios sin doctrina ni abismo.

 

Ha perdido nuestro sitio a sus dos cómplices,

Si encuentras a Canela en la niebla estrellada,

dile que aullamos por los dos al oscurecer.

Patrimonio de la facultad, homenaje a la lealtad,

Richard, alas de asfalto, garritas de libertad.

  • Autor: sordemonio (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de junio de 2025 a las 23:42
  • Comentario del autor sobre el poema: En los barrios de la calle Trigésimo Quinta, murió un perro, que junto a su concubina callejera (Canela) y su supuesto hijo (Manchas), fueron adoptados por todos nosotros (la calle). Eran alimentados, vacunados y operados por nosotros. A canela, se la llevaron unos vecinos que no entienden el termino “comunitario” y a Richard el sueño eterno que solo da “Libertad“.
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 12
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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