Tengo un problema y es que no encuentro mi camiseta, he estado buscándola
todo el día, pero me ha sido imposible hallarla, posiblemente el hecho de que sea
color negro no ayuda, pero ese estampado de calavera colorida debería influir al
reconocerla en mi habitación.
Tengo un problema y es que en mi clóset acumulo ropa que podría decir que son
heredadas, aunque nunca han sido de mi talla.
Tengo un problema y es que en mi casa pese a la ausencia de mi familia nunca
me había sentido solo, hasta hace poco.
Tengo un problema y es que todas estas calles las siento aburridas, consecuencia
de una rutina que tuve siendo feliz y ahora la mantengo, pero algo cambió.
Tengo un problema y es que cuando llueve ya sé dónde están los charcos,
supongo que esta ciudad nunca cambiará.
Tengo un problema y es que no he podido cumplir con mi dieta, pues la ansiedad
me devora y yo justo como ella tomo un festín nauseabundo que nunca me
saciará.
Tengo un problema y es que ya no usó mi billetera porque ahí tengo una foto que
con vergüenza debo admitir aún conservo.
Tengo un problema y es que ya no disfrutó el cariño de quienes ahora llegan a mi
vida, pese a que son personas maravillosas que nunca me decepcionan e incluso
siempre están ahí, no logro entenderlas y me aburre ofrecerles un interés
superficial.
Tengo un problema y es que siempre pido ayuda muy tarde, la familia puede
apoyar, pero es difícil que te hagan levantar.
Tengo un problema y es que olvidé como querer, lastimando a personas que no se
lo merecen, ni siquiera veo placer o satisfacción, solo veo un rostro ajeno al
cuerpo.
Tengo un problema y es que desde que tú te fuiste, no encuentro mi ropa, no boto
la tuya, no pienso en nada más. Y cuando camino las mismas aceras tengo la
costumbre de tomar los caminos largos, esos caminos que tomábamos para
“evitar charcos” o realmente solo alargar nuestro encuentro.
Ahora camino intentando avanzar, pero estúpidamente solo sigo nuestras huellas,
y tímidamente evito mirar la calle pues se sienten vacías sin ti.
Mi billetera tiene una foto tuya, que me diste diciendo que era algo que hacían las
personas que se casaban. Mi celular tiene tantas fotos de ti que de hecho, el
sistema piensa que eres la propietaria.
Conocí amigos que siento estoy traicionando, no lo hago por gusto, simplemente
no he podido mostrarles esa persona soñadora que era contigo.
Pasaron meses para contarle a mi familia que esa chica que veía como mi
prometida, se sentía mejor sin mí y hace rato nos habíamos despedido. Que hace
poco nos vimos, sin embargo, solo éramos un par de desconocidos en la multitud,
qué en ese instante se abrió solo para enseñarme que no es fácil olvidar.
Hace poco me enteré que si pudiste encontrar alguien más, inevitablemente me
comparé y allí noté que, buscando quizá una validación como hombre, solo me
envolví en promiscuidad destruyendo la confianza de otras chicas, una lujuria sin
placer, algunos besos sin amor y caricias carentes de tacto.
Y hoy notando que tengo un problema por fin entendí, qué no se trataba de mi
ropa, mi clóset, mi casa, las calles, la rutina, tus fotos, mis amigos o mi familia. El
problema es que no se amar.
-
Autor:
Juan Fayad (
Offline)
- Publicado: 3 de junio de 2025 a las 03:11
- Comentario del autor sobre el poema: Es una reflexión de antaño
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.