Augurio I

Maria Rosas

Tu cuerpo, mi lienzo favorito en el que puedo pintar con el roce de mis labios.
Húmedo lienzo que me permite desplazar un beso furtivo de amor en mi anhelo.

De esa emblemática figura, monumental enredo del recorrido de tu piel.

Mi hombre robusto, fuerte, de figura tonificada, que asusta por un candente, dominante, caliente deseo fulminante.

Te quiero solo a ti, hecho por la gracia divina.
Tu alma es mi perdición rodeada de agonía.
Pero de ti, vida mía, no quiero separarme algún día.

Un juego de miradas que acaban en caricias, besos y lujuria, en mi deseo más profundo era más profundo que lo infinito.
El caótico momento al tacto de tu piel, desprendía un aroma infernal, era eso…
Solemnidad, acaparada de sensualidad.
Una hoguera de pasión en la que me lanzo a las llamas con las que mi deseo se quema.

Me incitabas a danzar con aquella voz, la más bella melodía que me invita a hacerme suya cada día. Así se entrelazaron nuestras manos repletas de poder, a punto de descubrir la galaxia profunda eterna de tu cuerpo celeste.

Y de pronto… descubrí el camino de mi perdición.

Fruta prohibida que probé, probé y me enamoré.
Confundida en el tiempo, solo sentía el ritmo de tu suspiro coordinado con el mío, por aquella secuencia energética de conexión y armonía.

Tus brazos arropan mi ser. En el encuentro de tus lunares danzantes que arman una constelación… Postrada a ti, celestial varón.

Atada sin consuelo, encaminaba un paraíso de tus gemidos a dulce melodía que arreciaba una llama del deseo, en mi hombre de ensueño tan surreal el momento.

Violentas mi quietud a los intensos orgasmos clamando por más…

Tiembla mis piernas al colapso que se expandía repleto de tensión.
Excelsa de deseo y presa de tus caricias.

Una descarga de cosquilleo surge en mí, tan solo violenta mi quietud y el cual satanizó estos actos carnales.

Retumbaba en mi vientre mi jardín en ataque, incrementaba la velocidad, sintiéndome dueña de tu danzar.

Encapsulada en tu cuerpo de besos cultivados en amor eterno.

Camino en dirección al paraíso, es una danza lenta que se hacía entre mis piernas… derrotada por la devora a mi flora desconectaba mis sentidos.

De aquí florece la llama que germina un amor repleto de pasión…

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