Yo que pensé que un día
ninguna mujer podría dominarme,
en mi orgullo me enredé,
creyendo que el amor era baluarte.
Pero el cielo me escuchó,
en su bondad me otorgó,
una hija de luz y encanto,
y así mi corazón se transformó.
Milita, pequeña estrella,
con tus ojos brilla el día,
como un sol que amanece
en la mañana tardía.
Tu risa llena de alegría,
tu voz, suave melodía,
rompieron todas mis barreras,
desarmaron mi soberanía.
Contigo descubro el cielo,
donde el amor no tiene fin,
cada abrazo tuyo es un vuelo,
y en tus sueños me quiero fundir.
Eres flor en primavera,
en ese jardín de mi alma,
la fuerza que libera
mis miedos y mis malvas.
Milita, eres mi canto,
mi razón de existir,
jamás pensé en quererte tanto,
y ahora no puedo sin ti.
Así que dejo mis muros,
mis corazas, mi pretensión,
pues en tu abrazo sincero,
hallo paz y redención.
Oh hija, bella Milita,
contigo todo lo aprendí,
es tu amor que me rehabilita,
yo no podré vivir sin ti.
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Autor:
Ermitaño Soñador (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2025 a las 08:31
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema lo escribo a mi tierna Hija Emily (MILITA), DIOS me bendijo y me envió este regalo que lo he estado esperando por mas de 20 años y ella ha transformado mi vida.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, Mauro Enrique Lopez Z.
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