Esa sombra camina, escucha, susurra,
decide y se adueña de mis pasos.
Me endulza la idea,
como si el final fuera un néctar escondido,
una promesa vestida de miel.
Pero en esa lucha interna,
donde el “no sirvo para nada” se repite,
todo se vuelve un eco vacío,
un suspiro que se disuelve en el viento.
Solo el fin huele dulce,
un perfume engañoso
que me invita a perderme
entre sombras y nostalgias.
Se cree que me conoce,
pero a mí me gusta el chocolate amargo,
el sabor que duele y enseña,
la resistencia que alimenta,
la fuerza que no se rinde.
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Autor:
MARCOS986 (
Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2025 a las 07:49
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., 🍷✨️MariPD, pasaba, Pilar Luna
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