Todavía estoy.

MARCOS986

Esa sombra camina, escucha, susurra,

decide y se adueña de mis pasos.

 

Me endulza la idea,

como si el final fuera un néctar escondido,

una promesa vestida de miel.

 

Pero en esa lucha interna,

donde el “no sirvo para nada” se repite,

todo se vuelve un eco vacío,

un suspiro que se disuelve en el viento.

 

Solo el fin huele dulce,

un perfume engañoso

que me invita a perderme

entre sombras y nostalgias.

 

Se cree que me conoce,

pero a mí me gusta el chocolate amargo,

el sabor que duele y enseña,

la resistencia que alimenta,

la fuerza que no se rinde.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.