Brisa por dentro

La carencia me incluye como a uno común 

en su actitud de fundirse con el todo no aún 

si la vida es pues única ya también tú 

que permites que fluya y te muestras azul.

Muéveme al revés de esta costumbre asesina,

ligero por el aire, sombra al repartirme 

por el mundo del gozo que se siente tan sólo

de verse en él un poco incendiarse los ojos,

la prisa neurótica excitada al contraste 

de lo que hay en torno antes que explota.

No hay en mí nada presente y me siento un misterio

que va a resolverse con más de lo mismo

que la otra vez me hizo ver todo lícito, nítido, intacto,

pese al paso mezquino de los años y tanto 

por visto dilucidándolo al margen del ritual mecanismo.

La burla me afecta en mi caparazón siendo inmune

a lo que el corazón, la cabeza, ordenan que sufra

aquí con uno en su inercia en el mismo despeñadero yo incluso,

aunque nunca interesa para los pocos que sueñen todavía con túneles,

a los que algo me une y me pesa no poder explicarlo contigo en directo.

Bendito sea el efecto que me hizo toserlo, todo maleza 

a los pies del misterio que se esconde en casetas,

y las metas que tengo para que alguien complete

un buen día de ejemplo de que no es imposible 

seguirlas por rectas hasta donde conciben ellas solas los sueños 

que están por tenerse, equiparados a estrellas en la distancia tan fértil.

El idilio es en fin lo que todo lo preña,

yo tan el que fui que incluso llego a morderme

del amor ya que siento ahora mismo aunque enferme 

de algo incurable, si la brisa por dentro

abre aquí nuevos márgenes y es un don casi angélico.