Cuento Corto: El Susurro de la Puerta
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Había una vez una puerta que cruje como la leña a fuego lento y el viento frota a la puerta con tanta fuerza que la hace crujir. La puerta en el atrio del hogar de Pedro tiene movimiento, pero, es sólo el susurro de la puerta que escucha. Pedro, cada vez, que escucha el susurro de la puerta desea abrirla para saber qué hay dentro del atrio. Pedro cree que existe alguien fantasmagórico que vive en el atrio. Pedro indaga e indaga más en el atrio quién es y quién está allí. Pedro ve la fortuna en el atrio más tenebroso de todos en los hogares de la vecindad. Pedro indaga e indaga más cuando el susurro de la puerta crece más y más cuando el viento más sopla. Pedro no se atreve a visitar el atrio ni por saber qué o quién está en el atrio. Pedro va y va en la fuerza por querer saber que en el atrio está la misma fuerza que el susurro de la puerta hace y que identifica como el crujir de la leña en la puerta. El susurro de la puerta se edifica más y más. El susurro de la puerta es más fuerte que antes. Pedro un niño de apenas ocho años se ve en la encrucijada de saber qué o quién se halla en el atrio. Pedro corre en vez de caminar y ve que la puerta del atrio cruje más y más hasta que se da cuenta que el susurro de la puerta se abre con el viento. Pedro pernocta dentro del atrio, pero, la puerta cruje más y más hasta que se da cuenta que es el viento y que es el único que le susurra al oído “- Pedro, ¿abre la puerta del atrio?¨-. Pedro sabe una sola cosa que es el viento que mueve y hace crujir la puerta como la leña. Pedro no tuvo más miedo en abrir la puerta del atrio y lo que encontró allí le hizo muy feliz: un montón de juguetes viejos de sus padres.
FIN
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Autor:
EMYZAG (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2025 a las 00:01
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Este relato breve mezcla misterio, percepción infantil y un giro tierno al final. El texto juega con el suspenso del crujir de una puerta —que se vuelve casi personaje— y la imaginación desbordante de Pedro, un niño atrapado entre el miedo y la curiosidad. El ritmo es reiterativo, lo cual refuerza la sensación de insistencia, como un eco constante del susurro del viento. El final ofrece una resolución cálida y nostálgica, transformando el temor en asombro y alegría. Con una corrección de estilo, el relato ganaría en fluidez, pero su esencia evocadora está muy bien lograda.
Un placer comentarte amiga.
Gracias por su comentario amigo poeta....fue un gusto leer su comentario y análisis de la obra...
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