la simiente del mal.

Son culpables de lo mismo

tanto el oro mal ganado

como el pan, o el propio vino

que se toma de prestado.

Son decrépitos pecados

consumidos de avaricia

infundados por la muerte,

y a mas codicia.. mas muerte

aceptamos como pago.

Y se nos da cual regalo

el derecho a renunciar,

mas pudiéndolo evitar

somos el verde pasto

que alimenta, la maldad.

Son los hechos los culpables

la simiente del pecado,

y aún sabiéndolo pecamos

abusando de la suerte

que un buen día, encontramos.

Y se esconden y carecen

emociones, sentimientos

que nos hacen ser prudentes

y a cada paso que damos,

tropezamos... de repente.

Escuchamos al diablo

entre el miedo que se tiene

y lo puro, lo mas fuerte

de pronto lo olvidamos

siendo del pasto.. simiente.

Alos demás criticamos

sin escuchar su verdad,

y a veces viendo su mal

por dentro, nos alegramos

de saber que no son fuertes.

Es el hombre y sus pecados

su ego, su vanidad

la conciencia del que está,

de arrogancia envenenado

y al diablo, fortalece.

Nos carece de importancia

el valor y el buen hacer,

y preferimos vender

al diablo nuestra alma

a cambio, de su poder.

Son los hechos los que mandan

por encima de las leyes,

y los hombres son mas fieles

al pecado y a sus trampas,

que a la verdad que les hiere.

¿Quién no muerde la manzana?

¿quién? no escucha a la serpiente

si vivimos consecuentes

que el demonio, no descansa

por que seamos mas crueles.

Son los hechos los pecados

que al débil, hace valiente

los que al ciego de repente

dan la vista y el olfato,

¿ quien no siembra esa simiente?.