La otra Muerte
No es la quietud final del cuerpo inerte,
ni el silencio que llega con la calma,
lo que el alma temió desde su alma:
es el olvido, muerte de otra muerte.
Que el recuerdo perdure es lo que importa,
que su voz en nosotros aún resuene,
que su gesto y su luz nunca se ausente,
que su esencia en el tiempo no se acorte.
No permitas, oh tú, que el triste nombre
de quien amaste, sea polvo del hombre;
no consientas que el tiempo lo deshonre.
Di su nombre, cuenta su vivir querido,
y así, con cada gesto repetido,
¡la vida vence al vacío y al olvido!
La otra vida
No dicen "adiós" los que amamos tanto,
no hay despedida cuando el alma espera;
si en nuestras voces viven con su encanto,
no se van los abuelos si los nombran cada día.
Su risa en nuestra mesa permanece,
su historia en cada plática se enhebra;
mientras su esencia el tiempo no entorpece,
en nuestra charla cotidiana se celebra
Nadie es ceniza si la luz perdura
en los relatos que el amor atesora.
Su sombra alegre, clara y hasta pura,
jugará en nuestros días a toda hora.
Mientras su nombre brote de la tierra,
¡¡serán color... serán eterna primavera!!
Este par de sonetos buscan ser homenaje a la memoria activa y
un recordatorio del poder del amor y el recuerdo para mantener
viva la esencia de quienes se han ido.
-
Autor:
Marcos (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 30 de mayo de 2025 a las 21:50
- Categoría: Amor
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.