DE CÓMO HACER UN HAIKU (según yo)

DE CÓMO HACER UN HAIKU (según yo)

Siéntate sobre mis muslos. Déjame que apoye la barbilla en tu hombro para, con aroma de cálido aliento, susurrarte al oído los secretos del Haiku:

Un Haiku es una emoción; un instante manifestado en tres versos contundentes:

el primer verso ha de ser corto, electrizante como un roce de labios entre dos desconocidos. Morboso, de reconocimiento preliminar, como una declaración consentida de lascivas intenciones. De pecho agitado, de piel temblorosa, de barriguita inquieta, de cosquilleo entre los muslos y humedades en el sexo: breve, conciso, pero intenso.

El segundo verso es más extenso: es un soltar rienda al deseo. Se llega con su larga lengua a acariciar las profundidades del sentimiento, sin ambages ni metáforas, de acción directa. Una caricia desinhibida, confiada y un paso definitivo hacia el desenlace anhelado. Es cuando las almas se calientan y las manos buscan bajo las innecesarias telas la razón incontestable de la existencia. De siete sílabas como siete secretos que guardan sus encantos para un sabio aventurero dispuesto a desvelarlos todos; a absorber uno a uno cada encuentro.

El tercer verso es el culmen: que ya no entiende de diálogos y se diluye entre jadeos; que ya no busca relaciones y se convierte en primario. Es una embestida apasionada; querer abarcarlo todo y, sin embargo, el que acaba en un suspiro compartido entre quien lo sabe dar y quien ruega recibirlo.

Así es un Haiku:

cinco

siete

cinco

Sin metáforas,

sin rima;

dos ideas consecutivas

y una rompiendo el concepto.

“entre/tejidos

se esparcen nuestras pieles

hierben las aguas”