No sé si el corazón al filo de la navaja valga un suspiro.
No sé si caminar en derredor mío lo amerite.
Sin enterarme, me vi enredada en la aureola de una soledad profunda. El viento, serpenteando en derredor, me ha aventado frente al espejo cóncavo de mi frágil existencia. Ahora, miro entumecida, los cristales rotos de mis mustias esperanzas.
Cartas amarillentas sin sentido, fotos rotas y pétalos de rosas acartonadas, deambulan, una y otra vez, en una cadena interminable de recuerdos que inmisericorde me aprisionan. Pétalos, que, uno a uno, se llevaron parte de mi corazón y mi sacra juventud.
En medio de este marasmo, una luz más allá del túnel cuál relámpago centelleante me ha devuelto a la cordura. Y una vez más, he tomado las riendas de mi vida, cuál ave fénix con sus alas heridas. Eme aquí, caminando lento... no tan lento, ya que aún la belleza de mi juventud perdura, la mirada cristalina y el espíritu aguerrido.
Hoy, en la cima de la alta montaña, puedo divisar, el cadáver de lo que fui, la melodía de lo que soy y el rocío de lo que seré.
Imagen: De mi autoría.
Luz Marina Méndez Carrillo/19032025/Derechos de autora reservados.
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Autor:
VITRALES DEL ALMA (
Offline)
- Publicado: 29 de mayo de 2025 a las 17:08
- Categoría: Triste
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, alicia perez hernandez, ElidethAbreu, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Gracias Luz Marina por sus letras al filo de la belleza.
Abrazo 🥰
Gracias ElidethAbreu, por tu valoración. Saludos.
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