Autoconfianza

jesus alberto porras

 


La confianza, semilla de esperanza,
germina en el jardín del alma callada.
Susurra el viento a la autoestima perdida,
como brisa que acaricia la flor marchita.

El alma, cual ave herida en su vuelo,
remonta cielos tras tormentas pasadas.
Sus alas, antes quebradas por el miedo,
ahora se alzan, pintando auroras doradas.

En el desierto de dudas y temores,
brotan oasis de fe y valentía.
Cada paso, huella en la arena ardiente,
marca el camino hacia la armonía.

Decidí abrazar una amistad sincera,
manantial que inunda mi ser de luz.
Escucha mis silencios y mis penas,
con ojos que comprenden sin juzgar.

Sus palabras, faros en noches oscuras,
me guían con ternura y sin reproche.
"Adelante", dice, "sigue tu camino,
el cielo aguarda al alma que no se rinde".

Así, en el crisol de la adversidad,
mi espíritu se forja como acero.
La autoconfianza, llama que no cesa,
ilumina senderos de amor verdadero.

Espero el tiempo con paciencia,
y se detiene mi ser pensando que te volveré a ver.
Dejas huella en mi alma y en mi ser,
mirada comprensiva, bálsamo tus palabras.

Me cautivas con tus frases serenas,
acunando en mi pecho la tranquilidad.
Adornas con matices una nueva esperanza,
psicóloga sanadora del alma, bálsamo que da calma.

El Creador de destinos, guía suprema,
envió al ángel que sanaría con calma
el alma turbada,
restaurando con amor su esencia quebrada.

 

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