No soy un cordero

beirre

Me encuentras en grietas, susurro de muro,

como un eco torcido, dolido y oscuro.

Y me ves a veces, desde el marco de la puerta,

con el alma entreabierta, con la carne desierta.

Sin atreverte al umbral,

esperando paciente mi mal

como si temieras pronunciar mi nombre.

Tú no sabes lo que es estar muerto,

crees que es ausencia o ceniza o guerra o polvo sin peso,

pero es larga vigilia, es un no regreso,

es un nudo en la noche, suplicar un beso,

es mirar sin ser visto, a través del reflejo.

Llorar mientras sangras

Rondar tu paz sin aliento,

es ser bruma, ser nada, ser valle del viento.

No desaparezco, suplico en sueños,

soy la que llama desde tus pequeños gestos de miedo;

la voz que retumba en tus

cielos abiertos.

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