RECORDARÉ MI SOLEDAD

Recordaré mi soledad

el día ese, el día que al fin esté contigo;

voy a acordarme de las luces apagadas

y el relleno de oscuridad

desbordándose en mi rostro

al llegar a casa.

Recordaré mi soledad, espero

para jamás olvidar el previo silencio

tan quieto, tan de excesivo sosiego

y el evento inolvidable

de tu entrada,

la exacta combinación

profunda y clara como campana

de tus penas y alegrías

de tus retumbos y tenuidades;

tu histórica, tu épica llegada.

Recordaré mi soledad, espero

para jamás olvidar lo que te quiero.

Olvidarme yo no quiero

de estos grises días

ni del dolor, sincero y sordo

en la mitad del pecho,

no quiero ignorar el fundamento

que me edificó, que me hizo ser

para ti lo que necesitas

y también amas

lo que me quitó la mugre

de las nulidades

y el pesado rastrojo

de los experimentos,

los años, el peso ciego

el no saber lo que el futuro depara;

el único plato, la sola cuchara,

los abrazos sin estrenar

y los sueños con olor a viejo.

Todo voy a recordarlo, todo,

para arrojarlo tras la paz de tu mirada.

Y cuando el mundo nos estruje un día

y el amor se disfrace ingenuamente

de sosa rutina

y un beso sea con prisa, ligero, 

como brisa

y nuestras miradas divaguen sin converger

por al menos un instante,

y tal vez la duda, el quizás

nos agriete la armadura

nos gotee aburrimiento crudo

en el maderaje,

ese día

cuando el poema termine 

a la mitad del renglón

sé que tú vas a enfrentarlo

a tu manera, porque me amas

y yo por mi parte

te prometo 

recordaré mi soledad,

los años tristes, 

los años muertos

cuando ¡por Dios!

¿en serio no te tenía?

y mi cariño 

volverá a encender sus ascuas

y habrá una flor,

un inocente parloteo

de aquellos que sacan risas reprimidas

porque antes de ti

yo solamente era eso,

yo,

yo, mi sombra y un soneto

yo voy a recordar mi soledad

no me permitiré olvidarla,

para jamás dar por sentado

que te quiero.