Los niños crearon la poesía
con polvo de lo cotidiano y piedrecitas de inocencia
No se preocupan de métricas ni de versos como el mar nostálgico de tus pies
o estatuas movedizas de melancolía
Juegan en acuarios digitales
con peces distraídos, institutrices de la banalidad
Pintan el cielo verde,
porque es verde, o no?
Y dibujan a sus madres con cuatro dedos,
el meñique sólo sirve para empolvarse la nariz
Los castillos son de cojines pegados con risas,
y no quimeras egoístas
Y las casas se construyen en los árboles,
porque desde ahí se ven a los colibríes posados en las estrellas
Las nubes son de algodón de azúcar,
de ese que alimenta los atardeceres
El té es de aire,
tan puro como la lluvia del otoño pasado
Y sus hijos imaginarios son de plástico
reciclado de botellas de Coca light
Tienen su propio idioma,
aquel que hablan los encantadores de unicornios
Y los adultos son seres extraños e infelices,
porque no sueñan con tiburones rosados
Creen en el amor eterno,
como se cree en el atún enlatado en agua
Y que los animales hablan
y les dicen que en la esquina se venden arcoíris
Nos invitan a abrir una ventana al azul turquesa
de un jardín que no podemos ver
Y reencantan el mundo con imágenes
que se refugian en las esquinas desmoronadas de nuestra propia ingenuidad
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Autor:
JOK (
Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2025 a las 04:24
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, Poesía Herética
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