Soy tan feliz contigo, amor callado,
que hasta el silencio canta a tu lado,
y el tiempo, que suele ir sin sentido,
encuentra en ti su rumbo, su abrigo.
Tu risa es un refugio encendido,
tu mirada, un rincón bendecido,
y cada instante, un regalo sagrado
que el alma abre temblando, a tu lado.
Mas si un día tu ausencia llegara,
y el aire sin ti se quebrara,
solo Dios sabría el quebranto
de este amor herido en su manto.
Porque tras cada sonrisa rota,
cada paso, cada lucha remota,
te seguiría amando en secreto,
con el alma en eterno respeto.
Aunque doliera cada segundo,
aunque el mundo siguiera su rumbo,
mi pecho gritaría tu nombre,
como quien en la noche alumbra un monte.
Aún en tristeza, amor fiel y sereno,
mi amor seguiría, puro y eterno.
Porque tú eres parte de mi esencia,
mi alegría, mi fe, mi presencia.
Por eso, amor, quédate aquí,
no por un día, ni solo por mí…
Sino por todo lo que somos y fuimos,
por el amor con que juntos vivimos.
Y si algo más pudiera pedir,
no sería fama, ni un porvenir…
Sólo esto, amor, tan sencillo y bendito:
Que te quedes conmigo… por siempre, infinito.
-
Autor:
HTYCJ5496 (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 24 de mayo de 2025 a las 22:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 10
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.