Yo te decía adiós en completo silencio...

Anoche, por esas sosas del insomnio
me mantuve despierto,
mi cabeza cayó en la telaraña
que a veces tramposamente nos pone el pensamiento.
Tú, estabas complacidamente dormida
yo te tenía abrazada junto a mi pecho.
El tic tac de un nervioso reloj
me recordaba que estaba pasando el tiempo.
Y pensé que tú y yo nos alejabamos
que lentamente se acababa todo esto...

Un ligero temor se apoderó de mí
de tenerte a mi lado a tenerte a lo lejos,
ver en la oscuridad de la noche
la realidad: que nada era solo un sueño.
No puedo describirlo con palabras 
la sensación extraña que me recorría por dentro,
quise escapar de aquellas horribles ideas
pero en ellas yo estaba envuelto.
La noche puso en mí la desesperación
al pensar que te estaba perdiendo.
Yo te oía en plenitud respirar
y yo, que sentía que me estaba muriendo...

Una noche que me dio a descubrir
a descubrir en mí el verdadero miedo,
a sentirme cubierto por mis lágrimas
y sentir el dolor en todo mi cuerpo.
Impotente sentí en mí la fragilidad
me sentí como una hoja suelta en el viento,
Vi la soledad a un costado mío
y en mi alma, al vacío más tremendo
pero no me atreví a despertarte
más dejé que el martirio me diera más sufrimiento...

Anoche, por esas sosas del insomnio
me mantuve despierto,
y mientras tú dormías
yo te decía adiós en completo silencio...